Los “trastornos del estado de ánimo” o “trastornos afectivos” son aquellos cuya característica principal es la alteración del humor por defecto (trastornos depresivos con tristeza, pérdidas de ilusiones y de energía, falta de confianza en uno mismo) o por exceso (episodios maniacos o hipomaniacos de los trastornos bipolares con humor, animo, actitudes y/o comportamientos “excesivos”).

Los “trastornos de ansiedad” se caracterizan por la presencia de angustia y preocupaciones de carácter excesivo, persistente en el tiempo o de carácter episódico. Son trastornos de ansiedad el trastorno de ansiedad generalizado, las crisis de angustia o ataques de pánico, las fobias (temores o miedos), los trastornos por estrés agudo, los trastornos obsesivos y los trastornos de ansiedad inducidos por sustancias o por enfermedades.

Los “trastornos del control de los impulsos” se caracterizan por la dificultad para resistir un impulso, una motivación o una tentación de llevar a cabo un acto perjudicial para la persona o para los demás.

Los “trastornos sexuales” se caracterizan por una alteración de los procesos propios del ciclo de la respuesta sexual o por dolor asociado a la realización del acto sexual. El ciclo completo de la respuesta sexual tiene las siguientes fases: deseo, excitación, orgasmo y resolución, y la alteración puede ocurrir en cualquiera de las fases.

Los “trastornos psicóticos” son aquellos que se manifiestan con ideas delirantes y alucinaciones auditivas o visuales. En este trastorno se incluye la esquizofrenia, pero otros trastornos psiquiátricos distintos también pueden comportar sintomatología delirante o alucinatoria, como pueden ser trastornos del estado de ánimo graves, demencias e intoxicación o abstinencia a sustancias.

Los “trastornos adaptativos” son aquellos en que existe una respuesta psicológica a uno o varios estresantes identificables que comportan la aparición de síntomas emocionales o de comportamiento clínicamente significativos.

Los “trastornos de personalidad” son patrones permanentes de comportamientos (y de experiencia interna) que se apartan acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, se inician en la adolescencia y son estables a lo largo del tiempo, comportando malestar o perjuicios para el sujeto y su entorno.